Centro Artesanal Los Dominicos

Al costado de la Parroquia San Vicente Ferrer de Los Dominicos, el centro reproduce las características de un pueblo tradicional de nuestro país. Estrechas callejuelas de tierra flanqueadas por pequeñas casas de adobe con techos de paja, albergan talleres donde artesanos trabajan frente a los visitantes. Este verdadero remanso en medio de la urbe atrae a miles de visitantes, especialmente extranjeros, que completan el panorama con espectáculos musicales y teatrales, muestras gastronómicas del país y recientemente el Museo Cera Las Condes.

Avda. Apoquindo 9085
Metro Los Dominicos
Express 401-407-421-427-D11
Redbus C02-C03-C16
7600740
losdominicos@culturallascondes.cl

Lunes a domingo, 10:30 a 19:00 horas
Informaciones teléfono 22 8969844

Sala de Exposición
Martes a domingo, 10:30 a 18:30 horas

Museo Cera Las Condes
Teléfono 22 8969858-59
museocera@culturallascondes.cl
Martes a domingo, 10:30 a 18:30 horas

Historia

En 1544 Pedro de Valdivia, Gobernador de Chile, entregó estas tierras en encomienda a Inés de Suárez. Desde entonces hasta mediados del siglo XVII, tuvo muchos propietarios, la primera merced de tierras fue para doña Inés de Aguilera, la segunda para don Juan de Ureta y las dos últimas para el hijo de Juan Bautista Pastene. Por herencias y alguna compra, todas vinieron a recaer en Fabrique de Ureta y Pastene quien no supo conservarlas y su hijo debió venderlas en 1732 al sevillano José Ignacio Santa Cruz. Más tarde, el 23 de mayo de 1767 las compró doña María Antonia de Portusagasti, casada con don Juan Cranisbro, cuyo apellido se castellanizó del irlandés Gainsborough. Ambos eran grandes benefactores de la Orden de los Padres Dominicos.

El matrimonio alhajó muy bien la casa, que poseía una de las mejores bibliotecas de Chile. Construyó una pequeña capilla en memoria de sus únicos dos hijos fallecidos trágicamente (a ello se deben las emblemáticas cúpulas paralelas), decoró con cuadros, muebles de ébano y nácar, lámparas de plata, alfombras y cortinas finas de Chile.

Doña Antonia murió a fines del siglo XVIII y don Juan en 1803. Al momento de morir dejó un testamento en que hacía donación de su casa y alrededores, con la capilla y todos los útiles correspondientes, muebles, adornos, etc., a la Orden de los Padres Dominicos, agregando una renta para que el lugar se mantuviera. La condición que ponía era la de fundar una casa de ejercicios y de enseñanza para los campesinos de la zona de Apoquindo. La capilla se llamaba San Vicente Ferrer.

Esta casa e iglesia de Apoquindo está llena de recuerdos y de historias del pasado colonial. Durante la Independencia Manuel Rodríguez y sus amigos hicieron de éste su lugar preferido para ocultarse y más adelante Barros Arana, Balmaceda y otros también lo escogieron como refugio transitorio.

Ya en el siglo XX, en 1979 el señor Gonzalo Beltrán Repetto diseñó y fundó “Llaverías de Belterra” que luego se llamó “Pueblito los Dominicos”. Se aprovecharon las antiguas e históricas construcciones de establos y bodegas que existían a un costado del templo para construir en 27.000 metros cuadrados de terreno, un conjunto de arquitectura simple, levantado en barro y paja según las costumbres locales. El proyecto alcanzó su consolidación en 1983 cuando la iglesia fue declarada Monumento Nacional y sus alrededores considerados zona típica y patrimonial. Más tarde el lugar fue administrado por el empresario Fernando Bórquez.

Este verdadero pueblito a escala alberga a un gran número de artesanos y artistas que venden y elaboran sus creaciones ante el público. Las obras, completamente realizadas a mano, representan a cada una de las regiones de este extenso país. Actualmente y bajo la administración de la Corporación Cultural de la Municipalidad de Las Condes, se ha implementado un proyecto de desarrollo que involucra tanto la artesanía como la historia, el teatro, las artes visuales, música, gastronomía y todo lo relacionado con la difusión de nuestras tradiciones. De tal forma, el pequeño pueblito que naciera albergando a unos cuantos artesanos, hoy se conoce como Centro Artesanal Los Dominicos y se constituye en uno de los lugares de mayor tradición del país y visita obligatoria de extranjeros y turistas.